miércoles, diciembre 27, 2006

Ella no más


Ella es la niña que se ríe fuerte. La que escucha música rara. La que adora a sus amigos gays. La que siempre sale con su comentario rebuscado. La que le gusta comprar en la feria y en la ropa americana.

La que tiene como uno de sus momentos predilectos del día andar en micro y llevar su walkman. La que nunca saca los ojos de su libro de turno.

¡Ella es poh!


Ella es la que mira feo. La que se hace problema por todo. La que critica hasta los suspiros. La que fascinada saca fotos sin sentido. La que a minutos es callada y a minutos nadie la detiene. La que ama salir sola.

Ésa.

La que tiene mansa cachá de amigos. La de la ley del mínimo esfuerzo; la que se saca buenas notas y ni siquiera va a clases.


¡Ella es la que canta las canciones de la Brenda Lee pos!. La que alucina con ese tema de Enrique Guzmán y los Tip Top.


Si jura de guata que sabe en verdad lo que hace. La centrada. La enojona. La idiota. A la que nada le parece bien. La sarcástica. La niña que anhela con irse a vivir a España. La que es sensible frente a lo más repugnante.


¡Aquella mensa pos!


La que ama a los perros, a los caballos y a los hurones. La que no entiende por qué le gusta tener su vida patas pa´arriba. La que a veces está tan bien y otras cuantas ya corre a cortarse las venas. La que inverna todo el año. La que se queda horas embobada en las líbrerías y en las casas disqueras.


Ella, la que ama conversar con los viejos.


La que nunca entiende cómo llegó a este punto. La que se enamora con tanta dificultad. La que nunca es capaz de dar pretextos.


Ella, que es tan directa. Y no piensa las cosas dos veces. Y que sueña con conocer a El Principito. Y que se desvive en su mundo de imaginación estrafalaria. Y que no se cansa de atacar a la Iglesia. Y que además es adicta al queso derretido. Y a la palta. Y al chocolate.

Ella, la que siempre tropieza con la misma piedra y no se arrepiente.


La que no tira el pelo cuando pelea con otras niñas, sino que pega combos. La que dice que en su otra vida fue cebra o aceituna ¡cebra o aceituna!


La que defiende a los suyos a como de lugar. La que da todo cuando confía. Y la que quita todo también cuando la decepcionan.


¡Ella es la que no quiere casarse poh!


La que siempre tiene la razón aunque no la tenga. Ella es la que no le cuesta pa´na parar los carros. La que llora por alguien que nunca conoció. La niña que no soporta las dudas. Ni las mentiras. Ni el cinismo. Ni la falta de carácter. Ni me nos las neuronas en estado de reposo.

Ella.



La que, pese a todo, sabe que no puede volver atrás.


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martes, diciembre 26, 2006

Ni en lápidas ni en flores


Recuerdo cuando ibas y te sentabas a mi lado. Platicábamos horas y horas de nuestras vidas, de nuestros secretos o de cualquier cosa que se nos pasara por la mente.

Incluso aún resuena tu voz en mi cabeza la vez que te conté que amaba esa canción de los Beatles ('Girl'). Fuiste el único que no cayó en carcajadas, es más, encontraste increíble que siendo tan pequeña escuchara ese tipo de música.
Y me pediste que la cantara.
Y la canté.
Y vi el orgullo de un hombre volverse añicos y mutar en sensibilidad.

Todavía golpean esas olas en mis recuerdos. Estábamos tan solos y a la vez tan satisfechos de compañía. Es que no necesitábamos a nadie más: tu sabiduría reflejada en tu tácita presencia se volvió lo más preciado que hasta hoy tengo.
Y a pesar de que ya no estés aún guardo tu voz en mí.

Aunque... ¿alguna vez estuviste?

Es allí cuando desapareces, cuando toda la gente intenta mirarte y sólo yo te puedo ver.
Es allí cuando la gente te busca entre flores y soy la única que se abraza a tu brisa.
Es allí cuando todos lloran sobre una lápida y yo lloro por la alegría de tenerte todos los días conmigo.

De vez en cuando se acercan a mí y me dicen: "Él estaría muy orgulloso de ti. Si se hubiesen llevado tan bien, son tan similares...".
Sólo acierto a esbozar una sonrisa. Esa sonrisa cómplice que descubrí junto a ti. Y sé que tú eres el único que entiende a lo que me refiero con esa sonrisa.
También sé cómo te deslizas en cada palabra que escribo. En cada idea que resbala de mi cabeza. Sé que estás presente en cada una de ellas.

Porque me amas.

Y nadie entiende que no te sumerjas entre flores ni menos bajo una lápida.
Tu nueva vida está aquí, junto a mí.
Y soy la única capaz de entender eso...
Es por ello que no te busco ni en flores ni en lápidas.
Tan sólo me basta buscarte en mí.

Y sé que eres el único capaz de entender aquello.

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martes, diciembre 19, 2006

Conversación de cajón: esperanzas Q.E.P.D en el "one way"

Todo iba bien, hasta el calor era agradablemente soportable hoy. Me levanté tarde (para variar) y almorcé a eso de las 4. Puse uno de mis discos de New Order y mientras cantaba y realizaba las mímicas propias de un estado relativamente alegre (que en mí se logra cuando enciendo el equipo y la música aflora) me fumé el cigarro que a esa hora resulta ya pertinente.


La ducha me esperaba.


Debía juntarme con mis amigas a las 5:30.


Organicé mi cartera con todo lo necesario: mi walkman, los CD´s elegidos para el trayecto (uno de Smoke City, otro de Andrés Calamaro, los grandes éxitos de U2 y el Morning Glory de Oasis), plata, pase escolar, puchos, encendedor, lápiz, mi libreta de emergencias para cuando nace alguna idea loca por ahí y sería.


Me puse los audífonos y me largué.


Llegué al Telepizza de Plaza Italia como a las 5:40. La Kathy me esperaba con su maleta negra y algo anoréxica (porque de equipaje sí que no tenía nada) y comenzó a explicarme que no alcanzó a ir a dejar sus cosas al departamento, por lo que se vino directamente del terminal a nuestro lugar de encuentro. Mi única reacción fue largarme a reír: era extraño partir al Vía X para conseguirnos entradas para la SCA y después ir por unas chelas a Bellavista con una maleta en mano. No sé; me imaginé a doña maleta bebiendo por alguno de sus cierres y brindando por no sé qué en algún momento.


En fin. Luego llegó la Caro y su amiga Gaby. Nuestra aventura en busca de entradas no fue exitosa. Llegamos tarde, más bien, llegamos MUY tarde. A pesar de que nos hicimos pasar por curicanas que venían a la capital sólo para estar en el programa tampoco fue argumento victorioso. Nos retiramos con la resignación bajo el brazo. Había que ahogar las penas, así que partimos a beber una cosa poca por ahí.


La conversa fue bastante "periodística" y no precisamente por analizar algún hecho noticioso o por criticar algún programa chanta de TV. No. Nacieron las putas vocaciones y el por qué entramos a estudiar esa "bendita" carrera.


Tuve que acudir a mis memorables motivos de antaño: "Yo quería estudiar Odontología. Me fue bastante bien en la PSU (saqué en promedio como 698 puntos), pero no me alcanzó para entrar a la Chile. Mi terquedad me llevó al preuniversitario para alcanzar así mi meta al año siguiente, pero me di cuenta de que no me gustaba la biología ni nada que tuviera que ver con la medicina; sólo le pegaba al cuento, nada más. Mi crisis vocacional dio un giro más bien humanista: partió por Teatro, se escabulló en Publicidad, Producción de Eventos y finalmente terminé en lo que estoy: Periodismo. Lo más irónico de todo es que cuando estaba en el colegio dije que jamás estudiaría esta carrera o Leyes, porque eran propias de huevones sin ética e inconsecuentes y bla bla bla..."


Y miren en lo que terminé: ahora soy parte de un montón de huevones sin ética y sin consecuencia. Me proyecto en un ambiente en el que quizás pasen años y no encuentre pega e incluso tal vez tenga que vender seguros o trabajar en un call center para ganarme la vida (con todo el respeto que merecen quienes desarrollan aquellas actividades).
Seré una cesante más que partió con unas inmensas ganas y un tremendo positivismo, pero que nunca realmente estuvo conciente de lo diminutos, cuadrados, chantas y rascas que son los medios de comunicación en este país. No pues; "si yo supuestamente era inteligente y le pegaba a la cosa me tenía que ir bien igual. Ningún huevón con pituto iba a superar mi profesionalismo al momento de hacer la pega".


Sí claro. Niñita ilusa con supuesta coherencia utópica...¡bah!


Resumiendo: la conversación duró un par de horas y llegamos a la idea final de que ninguna de las presentes estaba tan entusiasmada con la carrera como en un principio. El suspiro fue inminente; comenzamos con la mejor de nuestras sonrisas y ahora estamos con una seriedad que va camino al llanto. Y lo que es peor aún: poseemos la amarga conciencia de que el show debe continuar...


Pasó el tema como si nada, o por lo menos intentamos que nuestra falta de motivación no nos pasara la cuenta.


Las botellas ya estaban vacías. Ya no quedaban papas fritas.
Próximo destino: metro Baquedano.


Un sinnúmero de tallas y conversaciones más menos relajadas fueron nuestro comodín de turno.
Nos despedimos y quedamos en vernos el próximo jueves.
Cada una se puso en marcha hacia sus respectivos destinos.


El tema me siguió dando vueltas en la cabeza y estoy segura de que a mis amigas también. Pero qué más da; ya no se puede volver atrás. Ya no estoy tan segura de ir por buen camino. Las dudas e inquietudas aumentan a diario, no sé si podré vivir toda mi vida con el título de "periodista" en mis hombros. La claridad se volvió más tóxica que el aire de Santiago.


En ese momento sólo atiné a caminar. Bajé las escaleras de manera pausada, como si cada paso fuese una meditación más. Saqué el pase escolar, los $120 para el pasaje y traté de poner mis esperanzas en el disco de U2 que estaba en mi walkman. Subí al metro y noté que el paisaje con la velocidad de esa cuncuna mecánica se volvía tan borroso como mi incierto futuro.


Quizás con qué otra sopresita me encuentre al momento de beber una chela...

viernes, diciembre 15, 2006

Reina boba



Tengo la severa intuición de que esta vez ocurrirá lo mismo; soy tan débil algunas veces por el estúpido motivo de hacerme la fuerte.


Guardo un millón de cosas que quisiera decir, pero sé que no debo. No me conviene dar un paso en falso, porque sé que la caída sería demasiado aberrante. Pensándolo bien, de cierta forma camino en un piso frágil igual; yo la muy imbécil sigo dando pasos como si no existiese un vacío allá abajo esperándome.


¿Desde cuándo caí en la bobería? ¡Ni lo pregunten! ya he perdido la cuenta y sería un trabajo extenuante dar con una fecha exacta.


Indiscutidamente me he convertido en una más de la lista de la gente "boba": invierto tiempo que no tendrá beneficios ni ganancia alguna para mí y lo peor de todo; muestro mi lado más terrible con el único fin de no salir "tan" perjudicada. Aún así la puta tortilla se da vuelta y se quema por ambos lados: me hieren igual, sea como sea que me manifieste.


Soy una perfecta y pobre boba que cumple con los cánones perfectos para que la hagan huevona.
A partir de hoy quienes necesiten consejos para sentirse imbécil y deseen también tips para que los traten como verdaderos idiotas q
ue no vacilen en acudir a esta derrumbada persona; los servicios de tontera por mi parte son gratis.


Directo al trono de los bobos,
¿Dónde está mi puta corona?
¿O para variar ya me hicieron huevona?



Saludos desde Bobolandia.
Atte;
Negra, la reina boba-.

domingo, diciembre 10, 2006

Caer en el delirio, nadar en el vómito


Creer sólo en lo que se ve, manera racional...
A veces es bueno darle el pase a la fantasía, pero no por mucho rato, debido a que se emociona en grandes cantidades.


Y es allí cuando caemos en el delirio...
Y es allí cuando lo sin razón nos acecha...
Y es allí cuando encontramos la libertad...


Mas no puedo dar tanto pase a la fantasía, porque se enamora de mis vicios y se vuelve uno más de ellos. Además, la mayoría observa con malos ojos porque no se dieron el tiempo de conocerme.


Y es allí cuando comprendo quiénes de verdad me quieren.
Y es allí cuando comprendo quiénes de verdad alguna vez me quisieron.
Y es allí cuando comprendo a quienes nunca realmente lograron quererme (si es que lo intentaron).


Tú ni siquiera te atreviste a intentarlo.
Pero a la mierda todo lo que sea de ti; el aprecio y cariño que te destiné se volcó en el barro y se perdió en la taza de café derramada. Ahora limpio con un paño todo lo que dejaste aquí, porque mugres en mi vida ya no quiero.


Ya no lastimas, porque ya no me importas. Sólo de vez en cuando me preocupo de saber que aún sobrevives; más que mal, eres un ser humano (aunque ni de eso estoy segura; todo lo que venga de ti es ambiguo).


Pero he aquí mi punto débil. Muchos dicen que es una virtud, pero yo lo veo constantemente como un traspié en mi vida: el indócil rencor no va conmigo, porque tan mierda de persona no soy. Además, la vida da muchas vueltas y nosotros estamos inmersos en cada una de ellas. Juramos de guata al suelo que no nos mareamos, hasta que intentamos nadar contra la corriente y evitar los resultados de una inmensa resaca.


Es en ese entonces cuando vomitamos-.