Me autodenominé Reina de la Holgazanería. Estoy hecha una floja: duermo 15 horas o más, no me hago almuerzo porque no me da la gana, no me levanto a contestar el teléfono, con suerte me baño. Sólo me dedico a leer, ver televisión de vez en cuando y a veces llamo a una que otra persona quien, en alguna instancia de debilidad, permitió que memorizara su número telefónico en mi celular (CRASO ERROR. Para usted que aún no ha caído en el infortunio de conocerme de manera más profunda, por favor ¡TENGA ESTO EN CUENTA!).
Mi aventura más adrenalínica del último tiempo: despertar sobresaltada cuando alguien me llama a mi celular y éste retumba en mis oídos como si tratara de revivir a un muerto.
Mi familia a estas alturas me odia y a la vez, está resignada: mi padre me dice que soy una híbrida (producto de un cruce entre un oso y una marmota) y que nunca voy a cambiar, mi hermano siempre cuando viene de visita (ya que él es casado y vive con su mujer) me pilla entre las sábanas y exclama a modo de burla "¡la vidita de algunas!", mi cuñada se limita a las risas y mi madre, ella siempre tan cariñosa y comprensiva (lo atribuyo al bendito instinto maternal, que sólo cuando me conviene es bendito) me dice "no importa mi bebé, si total los hijos no son perfectos: usted es flojita acá en la casa pero con las excelentes notas que tiene en la universidad recompensa todo". ¡Esta si que es madre! algo cegada por su amor incondicional, pero beneficioso para mí al fin y al cabo.
Mi amiga Ambyta dice que mi "demasía tutorística" se debe a la Anemia. No sé si una explicación médica sea lo más coherente por lo menos en lo que a mí respecta porque desde que tengo memoria es que duermo a rienda suelta. No me extrañaría que un día de estos mi madre de dijera que nací un poco más y roncando. Desde pequeñita he sentido que soy distinta: el sueño es el cómplice de todos mis actos.
Para lo único que me levanto es para ir al baño y para salir a carretiar los fines de semana. La señora Mónica (que es mi nana) me ve llegar todos los sábados con ojos orientales y con pinta de zombie, llego derecho a comer algo y después, a la cama. ¡Pobre señora! debe pensar lo peor de mí, es más, ya sabe que los sábados el último rincón de la casa que debe limpiar es mi pieza, y eso se hace después de las cinco de la tarde.
Los días de ocio sacan a relucir mi lado más "cultural". Me explico: he terminado de leer una gran cantidad de libros, he aumentado significativamente mi repertorio de poemas y escritos varios, he visto muchas películas y me he vuelto más crítica de lo que era antes (por lo menos eso es lo que me dice mi mami y me encanta repetirlo), etcétera, etcétera, etcétera.
Para finalizar, enumeraré las conclusiones de mi holgazana existencia que, generosamente, he decidido compartir con quienes lean las siguientes líneas:
1-. La cama se ha convertido en mi mejor amiga.
2-.Los dolores de cabeza por exceso de horas dormidas se alivian con más horas de sueño.
3-.Mi madre es la única que siempre me aceptará tal cual soy, con mis defectos y virtudes.
4-.Mi ídolo máximo en este momento crucial de mi existencia: Garfield.
5-.El puré instantáneo y los fideos son grandes aliados, sólo que los malditos podrían hacerse solos y así no me obligarían a levantarme a hervir agua y demases.
6-.Me he transformado en fiel seguidora de MTV, Vía X, People & Arts y Fox.
7-.Mi pieza me odia: no le dedico ni el más mínimo de mis esfuerzos respecto de limpiarla o, por lo menos, de no ensuciarla.
8-.Es extraño sentir malestares de espalda, cuello y corpóreos en general a falta de actividad física. ¡Las ironías siempre presentes!
9-.CONCLUSIÓN FINAL: Soy una holgazana ¿y qué? Floja, dormilona, desinteresada por el mundo, mala hija, chanta, defectuosa hasta el infinito, llámenme como quieran. Pero Morfeo me eligió para ser una holgazana: yo sólo acato órdenes celestiales, y esas son las que recibo cuando duermo.
Por ello (como dice mi querida amiga Laura), buenas noches público. Regresaré a mis aposentos.
