
llaman a mi puerta,
consiguen la entrada a mi memoria definitivamente.
Y comienzan a platicarme sobre librosllenos de aire,
llenos de ideas,
vacíos en torno a la melancolía.
Llegan siendo adversarias las acciones, la prisa, el tiempo.
¡No me deslumbres arca de flores!
¿no ves que haces memoria a mi alma?
¿no ves que despiertas mis intentosde olvidarte por unos instantes, y que, al no lograrlo,mis pensamientos recurren a la pena?
No te culpo,no es tuya la carga de mi cabeza,
pero tuya es la culpa de quererte tanto,de extrañarte a miles,
de odiar a las noches por ser tan largas.
Tuya es la culpa de ser como eres,de estar anclado a mis ojos,
¿pero sabes?
Me encanta que seas el culpable.
Pero más culpable he sido yo en este amorío sin retiro,
por dejar que cautivases a mi estrella,
a mi mar,
a mi universo,
a mi cabeza..."
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