
Silencio.
Esto es lo que va quedando en los pasillos.
Estoy conviviendo con la mirada en el suelo.
Desde que comencé a concentrarme en los laberintos, éstos se burlan de mí. Y mutan. Ríen porque crecen y no tienen que tomar leche para ser grandes, ni menos comer cereales. A mí me dijeron eso cuando chica: para crecer debía tomar leche y comer cereales.
Creo que nunca comprendí su real significado. Yo quería crecer, pero dentro de mi mundo. Me daba igual robustecer mi masa ósea, menos ser la más alta de la fila en el colegio. Porque eso no es lo que te hace feliz ¿cierto?
Pienso que por ello hice caso omiso a las indicaciones de los mayores. Sigo buscando lo que engrandezca mi mundo. El espionaje es arduo, solitario, desorbitante.
Como dijo Antoine de Saint-Exupèry: "es tan misterioso el país de las lágrimas". El sol está empapado de ellas. Nadan muy tranquilas en el mar que formaron tras la victoria de laberintos ya crecidos. Y continúan creciendo...
Iré a la cocina. Cogeré la ingenuidad que alguna vez tuve cuando pequeña.
Disimularé creer en lo que me dijeron los grandes: buscaré un vaso de leche y cereales.
Puede que ahora sí crezca mi mundo interno.
Esto es lo que va quedando en los pasillos.
Estoy conviviendo con la mirada en el suelo.
Desde que comencé a concentrarme en los laberintos, éstos se burlan de mí. Y mutan. Ríen porque crecen y no tienen que tomar leche para ser grandes, ni menos comer cereales. A mí me dijeron eso cuando chica: para crecer debía tomar leche y comer cereales.
Creo que nunca comprendí su real significado. Yo quería crecer, pero dentro de mi mundo. Me daba igual robustecer mi masa ósea, menos ser la más alta de la fila en el colegio. Porque eso no es lo que te hace feliz ¿cierto?
Pienso que por ello hice caso omiso a las indicaciones de los mayores. Sigo buscando lo que engrandezca mi mundo. El espionaje es arduo, solitario, desorbitante.
Como dijo Antoine de Saint-Exupèry: "es tan misterioso el país de las lágrimas". El sol está empapado de ellas. Nadan muy tranquilas en el mar que formaron tras la victoria de laberintos ya crecidos. Y continúan creciendo...
Iré a la cocina. Cogeré la ingenuidad que alguna vez tuve cuando pequeña.
Disimularé creer en lo que me dijeron los grandes: buscaré un vaso de leche y cereales.
Puede que ahora sí crezca mi mundo interno.